Beneficios
La inclusión de animales, específicamente perros, se considera especialmente útil para incidir en las siguientes variables:
- Fomento de la participación de la población diana en programas terapéuticos y/o educativos
- Incremento de la interacción social
- Disminución del estrés y la ansiedad
- Incremento de la autoestima
- Asunción de responsabilidades
- Disminución del sentimiento de soledad


- Incrmento de la atención
- Manifestación de emociones
- Incremento de la comunicación
- Alteración positiva del entorno terapéutico o educativo
- Mejora de la sintomatología asociada a la presión arterial
- Incremento del ejercicio físico
- Uso como recurso simbólico
¿Quieres saber más sobre...?
...los fundamentos científicos sobre los beneficios de la IAA?
Holcomb y Meacham(1) descubrieron que la presencia de animales en actividades de grupo realizadas en residencias psiquiátricas provocaba un mayor porcentaje de participación voluntaria por parte de pacientes solitarios.
Allen y Blascovich(2) son autores de uno de los estudios que muestra un mayor impacto potencial. En este caso se estudiaron los efectos de la posesión de un perro de servicio por personas con graves discapacidades de movimiento. Independientemente del servicio práctico prestado por el perro, se registraron cambios positivos en la interacción social, asistencia a la escuela o a empleos a tiempo parcial.
Se han diseñado estudios experimentales que miden el efecto de los animales como lubricantes sociales. Sanders y Robins(3) concluyeron que los perros facilitaban los encuentros, la interacción y la confianza entre personas que acaban de conocerse. El perro en particular, debido a su neotenia, busca y por lo tanto estimula la interacción lúdica.
Allen y otros autores(4) descubrieron que las mujeres mostraban menos reactividad psicológica cuando realizaban una tarea estresante (en este caso problemas de aritmética) en presencia de su perro que si estaban solas, en presencia de un investigador o de una persona amiga. Se consideró que la falta de prejuicios y la incapacidad de juzgar por parte del perro tuvo que ver con esta reducción del estrés.
Serpell(5) analizó los cambios de conducta de 71 adultos después de adquirir un perro o un gato, comparándolos con un grupo sin mascota de 26 adultos. Ambos grupos con contacto animal mostraron mejoras en el bienestar psicológico, siendo mejores los resultados de los propietarios de perros.
Zasloff y Kid(6) concluyeron después de realizar un estudio en mujeres que la posesión de mascotas reduce los sentimientos de soledad.
Headey y Anderson(7) señalan la mayor facilidad de los propietarios de mascotas para hacer frente a situaciones adversas.
Raina, Waltner-, Bonnett, Woodward y Abernathy(8) realizaron un estudio longitudinal en el que comprobaron la influencia de las mascotas en la capacidad de las personas mayores para enfrentarse a situaciones estresantes.
La mejora de la autoestima es otro de los beneficios comúnmente citados en las investigaciones. Fine(9) señala el orgullo de los pacientes infantiles al poder llevar y conducir a un perro. La posibilidad de enseñar a las mascotas, comprobar su aprendizaje y constatar su dependencia de nuestros cuidados fomentan la autopercepción de nuestro propio valor, de nuestras capacidades y responsabilidades hacia quien nos necesita.
Corson y Corson(10) se refieren a la presencia de la mascota en entornos terapéuticos como un potente lubricante de la expresión de emociones y sentimientos, a través de una sensación de comodidad que potencia la comunicación.
Fine, Autbrey H.(11) relata la función de una mascota en una sesión de terapia para que la conversación con una paciente infantil derivara hacia la revelación de experiencias pasadas de abusos sexuales. Según este autor el factor de exclusividad que definió Bryant, como la confianza interna en el animal como confidente, puede propiciar que el paciente (en este caso niños) puedan confiar en el animal para compartir sentimientos privados y secretos. Bryant sugiere además que la observación de la interacción paciente-animal puede ser valiosa para comprender las dinámicas relacionales en el entorno del individuo y sus posibles problemas y disfunciones.
Según Katcher y Wilkins(12) la presencia de la mascota en entornos educativos constituye un estímulo que presenta novedades constantes, y que por tanto tiene la capacidad de atraer y mantener la atención.
Bekc y otros autores(13) señalan que los animales poseen la capacidad de modificar la percepción del entorno en que se encuentra una persona. Estos autores realizaron una investigación experimental (con grupo de control) en el que validaron su hipótesis sobre la capacidad de los animales para hacer del entorno un lugar menos amenazador y más benigno, hipótesis formulada también por Lockwood(14).
Varios estudios han analizado el impacto de las mascotas sobre la salud cardiovascular. Katcher y otros autores(15) evaluaron un programa con macotas en una prisión y observaron que la tensión arterial de los internos era menor cuando interactuaban con las mascotas que cuando hablaban con los investigadores.
Anderson y otros autores(16) analizaron los datos de más de 5.000 personas inscritos en un proyecto para un “corazón saludable”. La tensión arterial de los dueños de mascotas era más baja y su nivel de triglicéridos en plasma era un 20% inferior a los no dueños. Los dueños de 30 a 60 años tenían un nivel de colesterol inferior al de los no dueños. No se hallaron diferencias en los niveles de ejercicio, masa corporal o alimentación. Similares conclusiones obtuvo Headey(17) en 2003.
Especialmente interesante para el público anciano o para pacientes en procesos de rehabilitación física es el Fomento del ejercicio y la movilidad . Fine(18) señala en este sentido el fomento de la salud física que implica el pasear e interactuar con animales.
- (1) Holcomb, R y Meacham, M. (1989) Effectiveness of an animal-assited therapy program in an inpatient psychiatric unit. Anthrozoos, 2, 175-180.
- (2) Akkeb, K.M. y Blascovich, J. (1996) The value of service dogs for people with severe ambulatory difficulties. Journal of the American Medical Association, 275, 1001-1006.
- (3) Sanders, C.R. y Robins, D.M. (1991). Dogs and their people: Pet facilitated interaction in a public setting. Journal of Contemporary Ethnography, 20, 3-25.
- (4) Allen, K.M., Blaschovich, J., Tomaka, J. Y Kelsey, R. (1991). Presence of human friends and pet dogs as moderators o autonomic responses to stress in women. Journal of Personality and Social Psychology, 61, 582-589.
- (5) Serpell, J.A. (1991). Beneficial effects ot pet ownership on some aspects of human health and behaviour. Journal of the Royal Society of Medicine, 84, 717-720.
- (6) Zasloff, R.L. y Kidd, A.H. (1994). Attachment to feline companions. Psychological Reports, 74, 747-752.
- (7) Headey B, Anderson W (1995) Health cost savings: the impact of pets on Australian health budgets. Melbourne: Pet care Information & Advisory Service.
- (8) Raina P, Waltner-Toews D, Bonnett B, Woodward C, Abernathy T. (1999) Influence of companion animals on the physical and psychological health of older people: an analysis of a one-year longitudinal study. J Am Geriatr Soc., 47: 323–329.
- (9) Fine, Aubrey H. (2000) Animales y terapeutas: la incorporación de animales en la psicoterapia ambulatoria. En Finey, Aubrey H. (ed.). Manual de Terapia Asistida por animales. Fundación Affinity, 2003. Barcelona.
- (10) Corson, S.A. y Corson, E.O. (1980). Pet animals as nonverbal communication mediator in paychotherapy in institucional settings. En Corson, S.A. y Corson, E.O. (ed.), Ethology and nonverbal communication in mental health (pp.83-110). Oxford: Pergamon Press.
- (11) Fine, Aubrey H. (op. cit.).
- (12) Katcher, Aaron H. y Wilkins, Gregory G. (2000). Las lecciones del centauro: educación terapéutica a través del cuidado de los animales y el estudio de la naturaleza.
- (13) Beck, A.M., Seraydarian, L. y Hunter, G.F. (1986). The use of animals in the rehabilitation of psychiatric inpatients. Psychological Reports, 58, 63-66.
- (14) Lockwood, R. (1983). The influence of animals on social perception. En A.H. Katcher y A. M. Beck (ed.), New perspectivas on our lives with companion amilas (pp. 351-362). Filadelfia, PA: University of Pennsylvania Press.
- (15) Katcher. A.H., Beck, A. M. y Levine, D. (1989). Evaluation of a pet program in prison: The PAL Project at Lorton. Antrozoos, 2, 175-180.
- (16) Anderson, W., Reid, P. y Jennings, G.L. (1992). Pet ownership and risk factors for cardiolvascular disease. Medical Journal of Australia, 157, 298-301.
- (17) Headey B. (2003) Pet ownership: good for health? Med J Aust 179: 460–461.
- (18) Fine, Aubrey H. (op. cit.).
Visita nuestro blog «A Culpa non é do can»
- Áreas de confinamientoCuántas veces hemos escuchado a alguna persona conocida contar que, después de un largo día (o de unas cuantas horas), ha llegado a casa y se ha encontrado con que su cachorr@ (o no tan cachorr@) ha destrozado las almohadas, … Sigue leyendo →
- Amistades perrunas (y humanas)Yo no tengo un perro especialmente sociable, tengo un perro que vive perfectamente en sociedad . Mi perro, en este caso perra, pasea sin problema con correa y sin ella y no se mete con nadie, pero no le gusta … Sigue leyendo →
- Un perro guardiánA mis 22 años nunca había tenido perro, es más, les tenía miedo y cuando me encontraba con alguno suelto me pasaba a la otra acera o daba la vuelta. Nos fuimos a vivir a una casa que estaba bastante … Sigue leyendo →
- Nueva etapa del blogHola!! El blog «A culpa non é do can» entra en una nueva etapa y cambia de autores. Yago Ricoy, aunque anda por aquí, ha decidido pasarnos el testigo y nosotros lo hemos aceptado. Será diferente, pero esperamos que igual … Sigue leyendo →
- No lo digo yo…A menudo asumo una posición arriesgada en lo que respecta a mi credibilidad, al contradecir ante mis clientes a su referente fundamental en cuánto a la salud de sus cachorros se refiere: su veterinario. Normalmente la conversación tiene lugar cuando ya … Sigue leyendo →